Hoy el tema que voy a tratar es una enfermedad que seguramente todo el mundo ha sufrido alguna vez en su vida; la dermatitis.
Dermatitis es la inflamación aguda, subaguda o crónica de la epidermis y dermis causada por el contacto de la piel con agentes externos y caracterizadas por prurito o sensación de quemazón en la piel.
El aspecto clínico de esta patología puede variar desde el eritema con descamación hasta el edema con vesículas.
Esta alteración puede encontrarse en regiones localizadas lo que nos sugerirá inmediatamente el agente etiológico que la causó, como una dermatitis por un collar, medallas de metal, desodorante, ropa interior, calcetines…
Muchas personas, sin saberlo, pueden entrar en contacto con agentes alergénicos que le produzcan sarpullidos, urticarias y ampollas. Estos agentes no afectan a todas las personas por igual, de ahí que no a todo el mundo le produzca sarpullido las mismas cosas. Entre ellas se pueden encontrar hierbas venenosas, sustancias químicas que se encuentran en pinturas, tintes, telas, cosméticos y detergentes.
El sol, los ácaros, el polen, ciertos alimentos y diversos medicamentos son otros de los agentes más importantes que pueden causar reacciones en algunas personas.
Para curar una dermatitis, es muy importante evitar los factores desencadenantes: fibras artificiales, frío o calor excesivo, sudoración, infecciones de repetición...) y los distintos tipos de sustancias u objetos potencialmente alergénicos. En el tratamiento local es fundamental hidratar adecuadamente la piel, duchas breves en el baño, empleando jabones de pH ácido.
En el tratamiento médico de la enfermedad probablemente se recomendara utilizar corticoides tópicos, cuya potencia y dosis dependerá de la gravedad del cuadro. Para el picor se pueden emplear antihistamínicos por vía oral, siguiendo las indicaciones.
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