Saludos
bloggeros,
Son
numerosas las ocasiones en las que tras unos años de consumo de un determinado
producto o servicio se ha descubierto que es, en mayor o menor medida,
perjudicial para la salud.
Uno
de estos casos surgió hace tiempo en torno al sector de la construcción y
concretamente en torno a un material conocido como amianto. Se trata de un
producto mineral de gran durabilidad y de reducido coste. Estas características
han hecho que sea un material ampliamente utilizado en productos de gran
consumo, en la industria y en la construcción.
Ha
sido utilizado como material de aislamiento acústico y térmico, en aislamiento y acabado de fachadas, mantas y
tejidos aislantes, tabiques ligeros o tejados. Por su resistencia a la fricción
se ha empleado en pavimentos de vinilo, masillas y sellantes, pinturas
impermeabilizantes, pastillas y zapatas de frenos, así como en productos de fibrocemento
como persianas, tuberías y algunos elementos de jardinería y decoración.
Una
de las características del amianto es que los haces que lo componen pueden separarse
con facilidad en fibras cada vez más finas, hasta llegar a fibrillas de tamaños
microscópicos. Los productos que contienen amianto no presentan riesgo para la
salud si las fibras permanecen fuertemente unidas, pero pueden ser perjudiciales
si los materiales se rompen o se desgastan y las fibras se inhalan cuando son
liberadas al entorno.
Si
has tenido un solo contacto con amianto, apenas existe riesgo para la salud.
Pero si estas en contacto frecuentemente con este material el riesgo aumenta
significativamente, sin importar la variedad de amianto a la que estés
expuesto. Por este motivo las personas que por su profesión estén expuestas al
amianto, como en trabajos de derribos y mantenimiento, siempre deben llevar
Equipos de Protección Individual (EPIs).
La
principal vía de entrada del amianto es la vía respiratoria. Las fibras de
amianto, debido a sus características aerodinámicas, pequeño tamaño y forma
alargada, pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente, para
que representen un riesgo respiratorio. Igualmente, pueden adherirse a la ropa
y a la piel y desprenderse posteriormente con el consiguiente riesgo de
inhalación. La exposición al amianto puede ocasionar tres tipos de enfermedades
irreversibles:
·
Cáncer de pulmón
El
cáncer de pulmón es la primera causa de muerte relacionada con el amianto en
los pacientes expuestos.
Todas
las fibras de amianto pueden causar cáncer, aunque la crocidolita (amianto
azul) es la más cancerígena de todas. Se cree que el amianto actúa como un
cocarcinógeno junto al tabaco, cuya inducción de cáncer de pulmón es bien
conocida. El cáncer de pulmón es una enfermedad con un período de latencia
prolongado. Las manifestaciones clínicas del cáncer de pulmón incluyen la
pérdida del apetito y de peso, el cansancio, el dolor torácico, la hemoptisis o
expectoración de sangre y la dificultad respiratoria.
·
Mesotelioma maligno
El
mesotelioma maligno es el cáncer de la célula mesotelial, y afecta a la pleura
y al peritoneo en el 80 y 20% de los casos, respectivamente. Se suele producir
en personas que han estado expuestas de forma laboral al amianto al menos 30
años antes, aunque en ocasiones se ha desarrollado en personas con exposiciones
muy leves.
·
Asbestosis
Enfermedad
pulmonar crónica producida por la inhalación de fibras de amianto. Las fibras
penetran en los pulmones e irritan el tejido pulmonar, lo inflaman y provocan,
a cabo de unos años, una fibrosis pulmonar (engrosamiento y cicatrización del
tejido pulmonar). Puede pasar mucho tiempo (20 años o más) entre la exposición
a las fibras de amianto y el comienzo de la enfermedad.
El
síntoma principal es una dificultad respiratoria que se va agravando a medida
que progresa la enfermedad. También puede producir una tos seca y sensación de
tirantez en el pecho.
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