Hola, bloggers! Anteriormente ya os hemos hablado de ciertas enfermedades transmitidas por hongos. Pues bien, hoy os hablo de otra patología transmitida por estos; en concreto, me refiero a la candidiasis cutánea (también llamada infección micótica de la piel), una infección de la piel causada por el hongo cándida.
Este vive en el cabello, las uñas y las capas externas de la piel. Por ello, es común que la piel se infecte con cándida. La infección puede comprometer casi cualquier superficie de piel en el cuerpo, pero se presenta con mayor frecuencia en áreas cálidas, húmedas y con pliegues como las axilas y la ingle. El hongo que causa más a menudo la candidiasis cutánea es el Candida albicans.
Así mismo, este hongo es el responsable más común de dermatitis del pañal en bebés, ya que se aprovecha de las condiciones cálidas y húmedas dentro del pañal para proliferar. También es especialmente patógeno en personas diabéticas y obesas, en aquellas que toman anticonceptivos orales o antibióticos. Los individuos con infecciones por cándida por lo general no son contagiosos, aunque en algunas condiciones las personas inmunocomprometidas pueden contraer la infección.
Onicomicosis secundaria a una candidiasis cutánea |
Los síntomas principales de la enfermedad son una fuerte picazón e importantes lesiones o erupciones cutáneas. Estas áreas inflamadas presentan un color rojo, que se localizan principalmente en los pliegues de la piel, los genitales, el tronco, los glúteos, o debajo de las mamas. Estas lesiones cursan con infección de los folículos pilosos (foliculitis), que puede tener una apariencia parecida a granos. Estos síntomas pueden ir acompañados de complicaciones como la infección de las uñas o onicomicosis (estas adquieren forma irregular y la infección se puede extender a través de los dedos), o infección de las comisuras de la boca (queilitis angular).
El diagnóstico de la candidiasis cutánea se basa principalmente en la apariencia de la piel. Se pueden realizar raspados de la misma para detectar la presencia de cándida.
El tratamiento básico de la enfermedad es una importante higiene general. Es vital mantener la piel seca y expuesta al aire. Se puede hacer uso de ungüentos o cremas antimicóticas cutáneas para tratar la infección de la piel, la boca o la vagina. Los medicamentos antimicóticos orales pueden ser necesarios para tratar la foliculitis, la infección de las uñas o las infecciones serias por cándida que comprometen la boca, la garganta o la vagina. Por lo general, los pronósticos con un buen tratamiento suelen ser muy bueno. Sin embargo, es común que la enfermedad reaparezca.
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