martes, 13 de noviembre de 2012

Virus del nilo occidental



Hola bloggeros! Hoy os hablo de nuevo sobre una enfermedad que es transmitida a través de las picaduras, en este caso de los mosquitos (ya os habréis hecho una idea de lo desagradables que pueden llegar a ser todos estos bichitos). Se trata de una enfermedad infecciosa causada por un virus perteneciente al género Flavivirus y a la familia Flaviviridae. Este provoca la llamada Fiebre del Nilo Occidental, afectando especialmente a aves, equinos y humanos, y tiene origen africano subsahariano (se ha extendido  por el resto de África, Oriente Medio, Asia Menor y Europa Oriental, y muy recientemente por Extremo Oriente y Norteamérica - no se sabe con certeza cómo pudieron surgir los primeros casos de la enfermedad en los Estados Unido en 1999-).

El virus crece en el organismo de ciertas aves, como los gorriones, los pinzones, los cuervos, los arrendajos o las urracas. Estos pájaros constituyen el reservorio natural del virus, y a través de ellos el virus se extiende (debido a los procesos migratorios). Caballos y humanos no constituyen reservorios naturales del virus.

Se propaga de un ave a otra a través de los mosquitos. Si estos están infectados y pican a caballos a humanos, estos pueden infectarse. Una de las especies más importantes de mosquitos que pueden transmitir el virus con los Culex pipiens. También puede propagarse en algunas ocasiones por otros medios: entre humanos, durante las transfusiones sanguíneas y trasplantes de órganos provenientes de donadores infectados, o de la madre al feto o al lactante. Los caballos y las aves infectadas no pueden transmitir la enfermedad a los humanos, aunque se aconseja manejarlos con precaución (es posible que la ingestión de estos animales muertos pueda transmitir el virus).



La mayoría de las aves son asintomáticas, a excepción de los cuervos o hurracas, donde la tasa de mortalidad es alta. En los caballos se desarrollan síntomas neurológicos como obnubilación, anorexia, visión dificultosa, movimientos masticatorios en vacío, incapacidad para tragar, ataxia (extremidades muy separadas o cruzadas), contracciones musculares, parálisis parcial, desplazamientos en círculos y alteraciones de la conducta con periodos de hiperexcitabilidad seguidos de otros de depresión. El animal puede entrar en coma y morir. La fiebre no es constante.

En los humanos, las infecciones leves pueden ser asintomáticas o cursar con fiebre, dolor de cabeza y del cuerpo, frecuentemente con sarpullido e inflamación de los ganglios linfáticos. En algunos casos, si la infección es grave y el virus se disemina al sistema nervioso, pudiendo causar una encefalitis (inflamación del cerebro) o una meningitis (inflamación de las meninges, tejido que rodea el cerebro y la médula espinal), la enfermedad vírica puede ser mortal. Las personas mayores de 50 años tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades más graves.

Para diagnosticar esta infección vírica se realizan análisis de laboratorio (como el conocido ELISA) o exámenes clínicos y epidemiológicos. Desgraciadamente, aún no existe ningún tratamiento específico. Exclusivamente se administran ciertos medicamentos o vacunas atenuadas a los animales afectados (estas últimas aún se están estudiando).

Si la infección es leve, la recuperación suele ser del casi 100% de los casos. Si la infección es más grave, existe un 10% de mortalidad, debido a la encefalitis y meningitis.

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